lunes, 11 de febrero de 2013

El triángulo



Este asana, por muchos practicantes conocida, requiere cierto grado de constancia para lograr realizarla de forma completa pero, con un poco de disciplina, perseverancia y las pequeñas indicaciones que voy a ir comentando podemos lograr realizarla correctamente y así recoger sus profundos beneficios.

A simple vista puede parecer una posición sencilla pero, el intenso estiramiento de la parte posterior del muslo (isquiotibial), de la parte inferior de la espalda (cuadrado lumbar e iliocostal) y del gemelo, dificultan mucho la posible “comodidad” al permanecer en el asana completo, por lo que en muchas ocasiones es muy útil tener un apoyo o ladrillo de goma o similar que permita un apoyo de la mano más cercana al suelo para así limitar un poco el profundo estiramiento de las zonas antes indicadas.

Como se puede percibir en la foto los cuadriceps están activos en ambas piernas y los músculos abdominales (sobre todo el transverso y oblicuo) trabajan con intensidad permitiéndonos el giro del tronco hacia arriba.

El deltoides (músculo principal del hombro) trabaja tanto en apoyo, en el brazo que está abajo, como en elevación para conseguir que el brazo que se proyecta hacia arriba consiga, no sólo adquirir el alineamiento vertical con respecto al que está abajo, sino, oxigenar y fortalecer todo el hombro.

El triángulo es un asana de trabajo oblicuo o lateral con suave giro de cadera, lo que nos ayuda a fortalecer las caderas, a mantener joven y vital el nervio ciático, pero sobre todo, a alinear la cadera, las rodillas y el tobillo, fortaleciendo así nuestro tren inferior y facilitándonos disfrutar de estar de pie, caminando o realizando algún esfuerzo con las piernas.

Un asana que podemos incluir en nuestra sesión particular poniendo mucha atención en conseguir alinear el tronco con respecto a la línea que marcan los talones (estabilidad) que es la parte más complicada de su desarrollo.  

La respiración que podemos incluir en este asana, puede ser en cintura abdominal o completa, por la sencilla razón de que la posición va a exigir un esfuerzo grande si tratamos de llenar los pulmones con los músculos intercostales. Podemos comenzar con cintura abdominal y más adelante ir metiendo una respiración completa que nos proporcione una mayor dificultad y por lo tanto nos conceda la posibilidad de aumentar nuestra concentración y nuestro control sobre el cuerpo.

Recuerda que “más vale un gramo de práctica que mil kilos de teoría”.

Un inmenso abrazo.