miércoles, 6 de noviembre de 2013

Estado de yoga



En occidente aún sigue habiendo una idea errónea de lo que es yoga, en muchos casos, debido aún a esa necesidad de “estar en forma” donde el cuerpo sigue siendo el protagonista y la mente deja de ser vigilada para que, tarde o temprano, vuelva a hacer de las suyas en nuestra vida.

Debemos comprender que nuestro poder de enfoque, visualización y creación se manifiesta gracias a nuestra alma desde la mente, sin olvidar que vivimos dentro de un cuerpo que hay que cuidar y mantener en forma bajo el reinado de un alma libre que lo guíe en todo momento.

Sí, comprendo que ante las palabras que acabamos de leer podamos sentir la tentación de cerrar el escrito y seguir con nuestros ritmos, sin darnos cuenta de que esto no será más que una trama más de nuestra mente acelerada y llena de malestar, la cual desea seguir su experiencia sin estar  bajo el control de nada. Para ella es siempre más fácil dejar las cosas al azar y echar la cumpa a los demás si “la cosa sale mal”, pero, de una forma u otra, tendremos que asumir que aquí no hay ningún culpable cuando nos referimos a personas que ya conocen el funcionamiento de la mente y cuál es la forma de hacerla funcionar correctamente.

¿Es que vamos a dejar que el miedo lidere nuestra vida para perder la oportunidad de vivir cada instante con total libertad?

Sí, cierto, vivimos en un planeta donde el sistema impuesto apuesta por mantener a las personas distraídas, dentro de un ritmo lo suficientemente rápido como para que pierdan el sentido de estar en el momento presente. Dentro de ese ritmo es muy complicado tomar decisiones desde el corazón, ya que la que dirige en ese momento es una mente impregnada de prisas, proyectos, miedo a perderlo todo, concentrada en un futuro que no existe.

¿Cómo puedo entonces frenar mi vida y recuperar esa calma que tanto ansío y necesito vivir en mi vida?

Lo primero que vamos a hacer es comprender que nada tiene tanta importancia como estar aquí y ahora, en el momento presente, que este regalo de la vida no se va a volver a repetir en las mismas condiciones, que todo lo que ocurre es único. Reconocer que tú eres un ser especial, lleno de luz y de poder. Un ser inmenso que participa de todo lo que tus ojos están viendo ahora mismo. Un ser libre que no puede serlo bajo el control de una mente desenfocada y llena de prejuicios y miedos.

Una vez que hemos asumido esto, debemos admitir que estamos mal, que nos sentimos mal, que estamos estresados, que el miedo y los pensamientos, junto con el tiempo prestado para hacer cosas nos impiden respirar y sentirnos bien.

Si tienes dudas sobre cómo te sientes, pregúntate si eres feliz ahora. Si la respuesta es negativa, necesitas parar, frenar, romper con el itinerario que tu mente te ha marcado para renacer al momento presente.

Si tienes esa sensación de ahogo en el que parece que estamos viviendo un sueño sobre el que no tenemos poder, es el momento de dejarlo todo apartado, de buscar un lugar silencioso, de sentarte contigo mismo y de soltar aire y tomarlo con calma. Ahí está el timón que te llevará a la felicidad, aunque tendrás un adversario infalible, incansable, disciplinado y perseverante que es la mente y su necesidad de miedo, de estrés, de desorden, de sufrimiento y de malestar.

La única forma conocida para el ser humano hasta ahora de superar los obstáculos de la mente es poniendo en práctica el estado de yoga, el estado de presencia, el estado de meditación consciente, el estado de amor puro en el que nada  tiene más importancia que estar aquí y ahora y en el que el miedo a la perdida, al dolor, a la muerte, al envejecimiento o lo que la mente quiera crear, ya no tiene poder sobre nosotros.

Y dicho estado se puede alcanzar poniendo en práctica algo esencial, la respiración consciente, la observación y el uso de nuestro poder como almas creadoras de todo lo que hay.

¿Recuerdas aquella frase mítica “Déjalo todo y sígueme”? Posiblemente sea la más descriptiva con respecto a lo que acabo de decir.

El poder reside en ti, tu alma está esperando y tu mente sigue siendo el obstáculo hacia la libertad que ya te ha sido asignada por ser la energía creadora de todo lo que es invisible a los ojos.