martes, 10 de junio de 2014

El yoga y la misión



Lo que voy a contaros en este artículo es la forma en la que la práctica de yoga me ayudó a encontrar el placer de vivir haciendo lo que me gusta. 

Todos sabemos que dedicarse a lo que uno realmente desea es todo un placer pero, son muy pocos los que se atreven a dar el salto hacia ese imprevisible vacío donde todo lo que uno parece ir a encontrar es doloroso y frustrante, sin olvidar la escasa resistencia que tenemos al miedo de transitar nuevos senderos.

Lo que quiero haceros saber es que cada vez que trato de hacer una posición nueva, entro en conflicto con mi ego, el cual, me dice que es mejor hacer la que ya sé y así aprovechar mejor el tiempo y dejar a un lado esa posición que parece "no servir para nada" además de "hacerme perder el tiempo". Y no es así, pues, cuando decido transitar una nueva y más complicada posición, respetando la forma de ejecutarla desde los dictados del yoga, y consigo comenzar a dominarla, la iniciativa y la fe de haber ido hacia ella me trasmiten grandes dosis de satisfacción por haberme atrevido a probar algo que en principio era complicado e incierto.

En la vida pasa lo mismo. Queremos probar nuevos senderos pero, la mente y sus juegos, nos llevan de nuevo al mismo camino que llevamos años transitando, en el que nos sentimos seguros y cómodos y también, cosa que olvidamos a menudo, insatisfechos e infelices.

Por lo tanto, lo primero es tener iniciativa y lo segundo asumir que será complicado, pues, tendremos tropiezos, pérdidas y una gran inversión en tiempo y recursos.

Y sin embargo, ¿no merece la pena invertir nuestra suerte de vida en alcanzar aquello que realmente nos llena, nos hace sentir dichosos, nos permite descubrir nuestro verdadero potencial interior? Más aún sabiendo que, hagas lo que hagas, tendrás que invertir tiempo y recursos y, que sólo haciendo lo que te gusta sentirás que has aprovechado tu tiempo de vida como merecía la pena, independientemente del tiempo, esfuerzo y recursos que hayas tenido que invertir.  

Podemos seguir estancados "viviendo" una vida insípida y sin emociones, o podemos disfrutar de cada instante de nuestra vida haciendo en cada momento lo que más queremos, lo cual, se traduce en una constante sensación de vida corriendo por nuestra venas.

Si quieres reconocer tu misión, camina y déjate guiar por tu corazón, pues el te dirá lo que realmente deseas hacer, cueste lo que cueste, en pos de vivir cada instante de tu vida aprovechando cada momento en hacer lo que realmente te llena e invita a sentirte vivo constantemente. Asume que será difícil y mantente en contacto con la primera razón por la que estás planteándote dicho reto. Recuerda constantemente la razón por la que lo estás haciendo y siente como, cada instante, estás en contacto con tu corazón y lo que realmente deseas hacer.  

Yo hago yoga por que me da mucha satisfacción, presencia y valor para seguir compartiendo la vida con los demás. Cuando práctico conecto con mi más profunda esencia personal, con mi poder interno, a través del cual me es más fácil reconocer la voz de mi corazón, el cual, me dicta mis pasos, la dirección y las dosis de valentía suficientes como para comprender que el sendero no será fácil, pero, en el que en cada tramo podré, realmente, disfrutar de la oportunidad de estar aquí, vivo, de una forma sincera y llena de energía.


Un abrazo para todos.