jueves, 29 de enero de 2015

10 cosas que me ha aportado el yoga



1.      Ganas de vivir.

No tenía ganas de vivir cuando experimenté mi proceso de maniacodepresión, es más, pensaba en el suicidio cada día, pues, nada tenía sentido. Tener ganas de vivir para mi, ahora, es lo más normal del mundo, aunque sé que hay muchas personas que, como yo hace años, están sumidas en la oscuridad del dominio de la mente y sus engañosos juegos. Gracias a que yoga es lo primero que hago al levantarme, tomo de la mano a la vida y conversamos amigablemente de las múltiples cosas que suceden tanto dentro como fuera de mi. Estoy cargado de ganas de compartir la vida y un enfoque positivo con todo aquel que me cruzo en la vida, tras haber estado hospedado en la oscuridad muchos años habiendo comprendido cuál es su naturaleza y el sufrimiento que genera. Ahora, vivir, tiene el más profundo sentido, ser lo mejor que puedas ser cada día y mantener la luz encendida para alumbrar tu camino y el de las personas que estén cerca de ti o pasen por tu lado.  

2.      Actitud positiva.

Gracias a la práctica de las posiciones de yoga, en las que he podido percibir la capacidad de elegir cómo quiero mirar a la vida, suelo tomar, la gran mayoría de las veces, una actitud positiva. Esto me permite disfrutar de los momentos dulces y atravesar con solvencia los amargos, aunque, como explico en el siguiente punto, cada vez estoy menos en la dualidad que el estilo de vida humano sigue apoyando.

3.      Abrir el tercer ojo.

Tenemos la tendencia de mirar la vida desde el filtro del ego que todo lo juzga. Bueno, malo, correcto, incorrecto, bien, mal, entre otros y como tu sabes, son las habituales maneras que tiene el ego de cribar, evaluar y avanzar en la vida. Pero hay otra manera de existir y es desde la visión neutral que se abre a ver la vida y los acontecimientos sin la necesidad de juzgarlos o posicionarnos, sino, recibiendo lo que ocurre como lo que es, un conjunto de experiencias en la que tenemos la oportunidad de participar de muchas formas, pasiva o activamente, de hacer nuestra aportación de una forma natural, dejando que sea el corazón y su sabiduría y no la mente y sus dualidades el que lidere nuestros pasos.

4.      Abrazar con presencia.

Todos sabemos que un abrazo tiene siempre algo de especial, aunque, solemos guardarlos para momentos "especiales" olvidando que siempre son una fuente de energía positiva, de acercamiento con el "otro" de apertura hacia una forma amorosa de hacer las cosas y que cada día surge la oportunidad de vivirlos. Gracias a la práctica de yoga he recogido el valor y la presencia de abrazar siempre que tengo la oportunidad como forma de contacto con los demás y me he dado cuenta de que todos los abrazos son satisfactorios, son amorosos y son positivos. No cabe duda de que unir corazones es una forma muy bella de reconocerte en el otro, de saber que todos somos uno.

5.      Sonreír a menudo.

Un gesto muscular que además de relajar tu rostro, te permite hacer emerger una fuente de energía positiva inagotable que te ayuda a sentirte bien de forma instantánea. ¿Eres consciente de que sonreír puede ser un gesto voluntario que no tenga que ver con lo que ocurre delante de tus ojos? Gracias a la práctica de yoga he tenido la oportunidad de ser más consciente del poder de la sonrisa. Si tienes miedo de sonreír por la creencia de poder molestar a alguien, piensa que a lo mejor está ayudándole para que dicha persona pueda sentirte mejor. Desde que hago yoga, sonrío mucho más a menudo, aportando así ráfagas de energía luminosa por todo mi ser.

6.      Jugar más.

Yo también he recibido la creencia "hay que madurar y dejar de hacer el niño" pero, esto no debe ir en contra de "seguir jugando con la vida y todos los que nos rodean". Jugar es una de las formas más fáciles de relajar el cuerpo y la mente pues, en el juego, siempre que dejemos al lado la necesidad de ganar o competir, uno nace al momento presente sin ningún atisbo de mente que pueda perturbar lo que realmente está pasando. En él, la risa, el disfrute y la fraternidad suelen brotar con mucha facilidad. Ábrete a jugar más a menudo todos los días.  

7.      Comprender.

Cuando uno práctica la comprensión, nace una nueva forma de vivir. Comprender no tienen nada que ver con justificar, sino, con saber que aunque hay muchas formas de hacer las cosas, cada uno elige la que cree que está más acorde con su forma de pensar. Nuestro programa mental es una herencia y, como tal, nos invita a hacer las cosas desde la perspectiva que hemos heredado y aún mantenemos. Comprender esto, es un primer paso para plantearse comenzar a creer de una forma distinta, de una manera que te ayude a estar más en armonía con todo lo que te rodea. Comprender es una forma de amar muy elevada que aunque  no es fácil de poner en práctica, es de las más eficaces que existen para contrarrestar el estilo de vida competitivo, rápido y consumista en el que vivimos.  

8.      Buena forma física.

Sin duda practicar yoga es una de las mejores formas de integrar los cuatro pilares sobre los que se asienta el ejercicio físico: fuerza, elasticidad, resistencia y equilibrio. Cada una de las posturas te ayuda a conseguir avanzar en cada uno de estos aspectos. Y es que, ¿quién no quiere tener un poco más de esto? El cuerpo puede mantenerse vivo y en forma para que, el tiempo que estemos en él, nos proporcione una estancia agradable y lúcida. Comienza ya a planificar una estrategia que te ayude a mejorar tu forma física, la cual, por contraste, mejorará tu forma mental.  

9.      Escuchar tiene más poder que hablar.

Vivimos en una sociedad donde lo importante parece ser tener algo que decir, agradar, hacer reír y, de alguna forma, nos olvidamos del arte de escuchar y, por ende, comprender al que habla. Escuchar va más allá de lo que hasta ahora yo había aprendido. Cuando escuchas de verdad comienzas a recibir información que no sólo tiene nada que ver con las palabras, sino, con la postura, el gesto, la respiración y la energía del que transmite. Escuchar es una herramienta muy poderosa para reconocer la enfermedad, el tipo de energía y la intención del que te habla. Además de que te mantiene dueño de tus pensamientos y acciones, para, aportar lo mejor al otro. Una vez que uno aprende a escuchar, le es más fácil aportar lo mejor y dejar de ser apoyo para las víctimas, comenzando a ser ayuda y luz para los que deseas mejorar su vida, que al final, es mucho más satisfactorio.
  
10.  Tus actos te delatarán.
  
Piensa lo que quieras, habla sobre lo que te apetezca, pues, cuando comiences a actuar, delatarás tu verdadera intención y, justo ese momento, se verá si eres auténtico o un pequeño farsante de la vida. Hablamos de generosidad, de alegría, de amor, de hacer bien las cosas y nos contradecimos cuando llega el momento de ser ejemplo de lo que decimos. Poco a poco voy siendo más conciente de mis tropiezos en este aspecto y de lo mucho que me queda por mejorar como persona. ¡Ahora observo mucho mis actos como prueba de mis pasos en el sendero de la vida!